viernes, 30 de diciembre de 2011

¿En qué se diferencia querer de amar?

Según el diccionario, querer es: Tratar de obtener. Desear. Y amar: Tener amor.
La definición que da el diccionario sobre el amor coincide con la espiritual, porque al no decir: dar amor, implícitamente está reconociendo que nadie puede dar lo que no se tiene.
Espiritualmente, querer es el sentimiento que le ponemos a las cosas y objetos que nos dan una utilidad.  Es un amor utilitario, interesado, egocéntrico y dura el tiempo que nos sea útil.  Un ejemplo: una servilleta de papel se la quiere antes de usarla, después se tira.
Amar es mirar desde los ojos del otro y poner nuestro corazón dentro del suyo, para compartir sus sentimientos.
Es un sentimiento oblativo*, de entrega de si mismo, de sacrificio.  También es una actitud heroica, porque para que sea amor verdadero es indispensable morir a uno mismo, para que el otro ocupe su lugar en nuestro corazón.
*Sentimiento que impulsa a una persona a entregarse y a amar a los demás.

Si el proyecto es solamente entre dos personas que se comprometen a amarse, corren el riesgo de que al apagarse el fuego que alimentó la pasión, el amor que sentían se apague con él.  También, que los pequeños actos cotidianos de egoísmos que tenemos todos, adquieran incremento, generando tensiones y conflictos internos que luego se manifestarán en: intolerancia, murmuración, queja, reproche, ira, etc.

Si a estas dos personas se le suma la Divina Persona de Jesús (el Amor), Él lo construye, alimenta, hace crecer y producir frutos, porque su amor es generador y regenerador de todo.
Quién no conoce a Jesús y decide caminar el exigente camino del amor, también cuenta con su auxilio, en las personas que tengan buena voluntad y honestidad puesta en esa intención, porque como Dios es Amor (1Jn 4.8), aunque no lo manifieste, se hace presente de hecho.
Aunque el resultado pareciera ser el mismo, en realidad no lo es porque en el primer caso por el acto de fe: le otorgamos autoridad, lo adoramos, glorificamos, colocándonos en una actitud de receptividad a su Divina Misericordia que se prodiga por su exclusivo amor sin medida, al que llamamos infinito.
Querer es un sentimiento centrado en uno mismo y amar está centrado en los demás.
Todos pueden querer, pero pocos pueden amar. Quién no lo haya recibido, o quién ha recibido heridas emocionales por carencias afectivas no estarían capacitados para poder amar, a menos que… Dios sane esas carencias.
¿Cuál es la motivación emocional en la formación de una pareja, recibir o dar amor?  Si es para recibir, es para llenar un vacío, una carencia afectiva, con lo cual no está en condiciones para dar amor, todavía está en la etapa del niño/a demandante.  La relación que se genera en esta condición es filial: madre-hijo, padre-hija.  El hijo/a de esta unión es concebido sin amor (por la pasión), en el/la que se apoyan emocionalmente, convirtiéndose en un bastón emocional, coartando su libertad y enfermándolo/a.
Si es para dar amor, buscará a alguien que pueda recibirlo, valorarlo y retribuirlo, porque la salud emocional otorga libertad interior, por lo cual inconscientemente lo busca desde su espíritu.  Esta relación es generadora de amor que al no poder contener, como una explosión de amor, se manifiesta en los hijos.  Produce una relación de semejantes-iguales, alter ego (otro yo), expresado en cada uno de la pareja.
Estos son ejemplos extremos para graficar esta realidad, en ella se manifiestan todas las variantes de la insanidad.  
En principio las personas con orgullo y soberbia están incapacitados para poder amar, porque: El orgulloso se siente y después se cree que es poseedor de la verdad, y al no cuestionarse no puede disponerse a una actitud de servicio. El soberbio crea un camino personal que no tiene en cuenta a los demás. Su interés está en si mismo y los demás existen en función de sus necesidades.
El amor es servicio, es servir con y por amor.  Quién no tiene la humildad de ponerse al servicio del objeto de su amor, no sirve para amar.  
Tener amor es saber soportar;  (debemos preguntarnos:) ¿Tengo paciencia?
es ser bondadoso;  ¿Soy servicial?
es no tener envidia,  ¿Siento envidia?
ni ser presumido,  ¿Hago ostentación de mi persona y virtudes?
ni orgulloso,  ¿Escucho o trato de imponer mi verdad? 
ni grosero,  ¿Soy falso?
ni egoísta;  ¿Soy egocéntrico, egoísta?
es no enojarse  ¿Soy irritable, colérico?
ni guardar rencor;  ¿Soy rencoroso?
es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad.  ¿Soy honesto con la verdad?
Tener amor es sufrirlo todo,  ¿Todo lo perdono, disculpo, justifico?
creerlo todo,  ¿Tengo fe en los demás?
esperarlo todo, ¿Tengo esperanza?
soportarlo todo (1Cor 13.4-7).  ¿Tengo tolerancia?

Cuando dice “sufrirlo, creerlo, esperarlo y soportarlo todo”, la palabra todo significa sin límites.  Esto humanamente es imposible si no existe amor, porque este al hacerse presente, como ya lo hemos dicho, también se hace presente Dios, porque como Dios es Amor, con su gracia todo se hace posible. 

Si al objeto de mi amor le digo “te quiero”, en lugar de “te amo”, o ni siquiera le digo te quiero, no es por error o desconocimiento, sino por no querer reconocer conscientemente que no existe amor, o no querer asumir el compromiso que implica el afirmarlo, porque…
Te amo, y ¿qué?,   ¿soy coherente con lo que digo?  ¿Lo manifiesto en conductas y actos en los que asumo el compromiso de amar?  ¿En que me sacrifico por ella/el para que pueda tener un momento mas grato, colaborar espontáneamente en muchas tareas y ocupaciones cotidianas?  ¿En que me niego a mi mismo para que ella/el sea un poquito mas feliz (privándome del descanso, sueño, TV, PC, etc.)?
¡Por eso no decimos “te amo”!... 
Sugiero una oración sencilla para alcanzar el amor al modo de Dios.  Un ejemplo:
Señor Jesús, yo no tengo esa capacidad de amar; enséñame a amar.

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