viernes, 30 de diciembre de 2011

Dios dispone “todas” las cosas

Dios permitió el mal y el malo para utilizarlo como un instrumento de su plan salvador, de lo contrario lo hubiera destruido.
Para ejercer el libre albedrío y poder efectuar una opción, es necesario un valor alternativo u opuesto.  Por medio de su poder y  Providencia  transforma el mal en bien, es decir, le sirve para construir su Reino.
El mal que Dios deliberadamente permite en nuestras vidas, no es un mal que nos perjudique como nosotros creemos, sino para que produzca un beneficio espiritual según su proyecto salvador, porque Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman (Rom 8.28).  ¿Lo creemos? ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas?  Sin embargo ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.  Ustedes tienen contados todos sus cabellos (Mt 10.29-30).  ¿Lo creemos?
Dios dispone…  …de los que lo aman: De los que responden a su amor, es decir de los que se dejan amar por Él. Si  no nos queremos dejar amar  Dios no va a obligarnos, porque respeta el libre albedrío, que es fuente de mérito para el crecimiento en el amor. Pero, está esperando pacientemente que le abramos la puerta del corazón: Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre entraré en su casa. Ap 3.20
Si Dios permite el mal es porque nos puede significar  un bien mayor.  De aquí surge una pregunta:  ¿entonces por qué nos quejamos?, ¿nos quejamos de los proyectos de Dios sobre nosotros?  No tenemos fe en Dios y no hemos comprendido que Él desea ese camino y no otro, para cada uno.
Si por fe aprovecháramos esta oportunidad, nos permitiría abrir con facilidad nuestro corazón para una gozosa alabanza hasta en el dolor.
Mientras me bañaba  me vino el recuerdo del robo a Ana y automáticamente pensé que ese hecho era motivo para una alabanza.  Esto fue solo el comienzo, no pude dejar de analizar este pensamiento y comprendí que era un mensaje de Dios, ¿por qué?
-Sabía que Ana se había sentido mal por la circunstancia del robo.
-Comprendí (y luego corroboré) que no creyó que Dios lo había permitido para beneficiarla y menos aún, que haya sido motivo para su alabanza.  Durante la Eucaristía decimos:  “Es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar”…  y al negarlo de hecho, nos convertimos en incoherentes e hipócritas:  Hacen profesión de conocer a Dios, pero con sus actos lo niegan.  Tit 1.16
-También comprendí que en la persona de Ana, era un mensaje para todos los servidores de los grupos de oración, para que descubran el poder de la alabanza y desaten las manos de la Divina Providencia con un acto de confianza total y constante, ejercitado en “todos” los acontecimientos cotidianos.
Si desconfiamos de Dios, no nos puede dar “todo” lo que puede y desea darnos.  La desconfianza es una ofensa a su divinidad, a su amor y a su justicia.
Todos los hechos, circunstancias, condicionamientos, atributos, virtudes, defectos, cualidades, dones, estudios, bienes, carencias, amistades (cada una de ellas y en el momento, día y hora de nuestra vida), afectos, odios, resentimientos, pecados, amores, etc.; a esto le sumamos los accidentes (victimas y victimarios), enfermedades, víctima de cualquier delito, etc., con los que Dios va perfeccionando su obra en nuestro espíritu; forman la trama histórica de nuestro camino de salvación.
Este camino es único e irrepetible, porque la combinación de todos estos y muchos elementos imposibles de mencionar, ponderar, mensurar, delimitar, y valorar, son los que le dan originalidad y demuestra la inagotable riqueza del poder de Dios. 
Esta infinita variedad de caminos de salvación y santificación, como así también de glorificación a Dios es lo que más le glorifica en sus ángeles y santos:  Para qué los Principados y las Potestades celestiales conozcan la infinita variedad de la sabiduría de Dios por medio de la Iglesia.  Ef 3.10
¿Le permites a Dios disponer “todas” las cosas en tu vida?  ¿Qué esperas?
 Hace ya unos años, en un retiro recibí la riqueza de una oración de San Ignacio de Loyola, que deseo trasmitir.

El Señor me inspiró, y a su vez sugiero: (Mientras estoy besando las cinco llagas de un crucifijo, voy diciendo:)...

...Señor, que todas mis motivaciones, decisiones y actuaciones sean ordenadas en Tu servicio y alabanza.

A través de ella le concedemos autoridad, lo consideramos Señor de nuestra vida permitiéndole reinar en el corazón, con lo cual al orarla por la mañana transforma nuestra jornada. El Señor lo testimonia para hacer crecer nuestra confianza en Él y en su Divina Providencia.

Fundamentalmente estamos haciendo un acto de fe comprometida en la Palabra donde dice: Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo ama. Ro 8.28

Al darle autoridad, Dios dispone "todas" las cosas y por lo tanto no existen fracasos ni frustraciones, porque "todo" entra en su designio providencial.

Esto también es una forma de comenzar aquí y ahora, a vivir el cielo en esta tierra. Es vivir en unidad con Dios.

Aclaro que el poder no está en las palabras en si mismas, sino en el acto de fe previo explicitado a través de ellas y, sobre todo, a la Gracia de Dios que se derrama por Misericordia, pues este es solo un camino de docilidad al Espíritu Santo.

También tú deberías testimoniarlo a quién el Espíritu te inspire.   

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