viernes, 30 de diciembre de 2011

Carta a un corazón dolido

La intención de estas líneas es la de llevar un mensaje de salud y esperanza para vos y toda tu familia.
Para ubicarte en el tiempo, comenzaré por una pequeña relación del pasado, que por medio del presente se proyecta hacia el futuro.
Por fe creemos que a través del pecado original cometido por Adán y Eva, todos sufrimos sus consecuencias:  dolor y muerte.
Esto mismo sucede con el odio.  El odio se hereda.  ¿Qué es el odio?  El odio es una carencia de amor y una negación a recibirlo por el temor que genera.  Además genera un rechazo.  El que no lo conoce le produce miedo, esto se da en el plano espiritual, que es inconsciente.
Yo te propongo (y a través mío Cristo) que le permitas a Jesús te libere de la consecuencia de los pecados heredados de tus antepasados, que te otorgue su libertad, porque él vino a dar  libertad a los oprimidos.  Lc 4.18
Casi seguro, te dirás:  ¿de que habla este?, a mi no me pasa, o no me pasará.  Yo no soy como mamá.
Acepto todas las excusas justificadoras.  Todas ellas son para tratar de no asumir las responsabilidades.  La persona sensata no dice que no a nada, escucha todo, “prueba todo y se queda con lo bueno”.  1Tes 5.21
Hoy el demonio trabaja fundamentalmente en la destrucción de la vida:  disolución matrimonial y aborto.  Por envidia trata de destruir cuerpos y almas de los hijos de Dios, porque el demonio ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.  1Ped 5.8
¿Cómo se concreta esto?, Jesús nos dice:  No tengan relaciones indebidas con los que no creen.  Porque, ¿qué tienen en común la justicia con la iniquidad, o la luz con las tinieblas?  ¿Qué entendimiento puede haber entre Cristo y Belial?, ¿o que unión entre un creyente y el que no cree?  ¿Qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos?  Porque nosotros somos templo del Dios viviente.  Por eso, salgan de en medio de esa gente y pónganse aparte, dice el Señor.  2Cor 6.14-17
Si te unieras con alguien que no “vive” la fe, te sucederá lo mismo que tus padres y abuelos, porque:  ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra?  No, les digo que he venido a traer la división.  De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán dividido, tres contra dos y dos contra tres:  el padre contra el hijo  y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.  Lc 12.51-53
El que no “vive” la fe se siente “muy” cuestionado por el Señor, a través de la persona de fe, a quién no puede identificar espiritualmente.
No es necesario siquiera que abramos la boca, porque nosotros somos la fragancia de Cristo al servicio de Dios, tanto entre los que se salvan, como entre los que se pierden (2Cor 2.15).   Y también somos un espejo:  Nosotros con el rostro reflejamos como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen (adquirimos su “imagen” espiritual) con un esplendor cada vez mas glorioso (concepto espiritual de la santidad).  2Cor 3.18
Significa que espiritualmente (inconscientemente) ven en nosotros al mismo Jesús y proporcionalmente a nuestro crecimiento en el amor, lo vamos reflejando con una imagen cada vez más fiel.
Por este motivo como “fragancia” y “espejo” somos el dedo acusador de Dios en las conciencias culpables.  Esto ocasiona rechazo, odio, persecución y muerte.
Estas personas al no apoyarse en Cristo se apoyan en si mismas, afirmándose en el orgullo, de tal manera que cualquier gesto o palabra la cuestiona, porque toda su vida está basada en la mentira:  Tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre.  Jn 8.44
Reaccionan como si se echara agua a un sartén con aceite hirviendo, no se puede esperar otra cosa que rechazo y rebeldía.
Podrías decir: eso a mi no me pasa, o no me pasará.  La falta de discernimiento hace que no se comprenda que la mala disposición de una persona tiene una motivación espiritual.  Además manifestaría un desconocimiento de la palabra de Cristo que te permita comprender y participar se sus sentimientos.
Cuando Jesús dijo:  Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre, pero el que persevere hasta el fin se salvará (Mt 24.9,13), no se refería solamente a los primeros discípulos y a los mártires, sino a todos los que lo quieran seguir:
Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mi.  Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya.  Pero como no son del mundo, el mundo los odia.  Acuérdense de lo que les dije:  el servidor no es mas grande que su señor.  Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a las de ustedes.  Jn 15.18-20
Para que no quede ninguna duda, la Palabra lo aclara muy bien:  El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes; me odia a mí, porque atestiguo contra él que sus obras son malas (Jn 7.7)El que los  escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió.  Lc 10.16
Si tu futuro esposo “viviera” la fe, Jesús se transformaría en el garante de tu felicidad, porque:  Donde hay dos o tres (incluyendo a tu hijo/a) reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.  Mt 18.20
La pasión produce una ceguera que impide ver los defectos, no quiere verlos y hasta los justifica, por eso el Padre Darío Betancourt dice que la palabra novio es sinónimo de no-vió.
A mí me pasó:  mi esposa me habrá querido, pero nunca me amó. Un poco por ignorancia y otro por orgullo me justificaba como que me amaba a su manera.  No existe una manera personal de amar: se ama, o no.
Te aclaro las diferencias de las palabras amar y querer:  querer es el amor inmaduro, el de posesión:  muñeca, pelota, casa, etc., y de utilización,  para servicios:  niñera, sirvienta, amante, etc.  Amar es el sacrificado, entregado:  tiene el corazón en el otro y siente lo que siente el otro, late junto al suyo.
Nadie puede dar lo que no tiene.  Si vos no sanaras las carencias de amor de papá y mamá (si de mamá también, porque no te dio todo el amor que necesitabas de bebé y ese también debe ser sanado), inconscientemente buscás uno que lo reemplace y esperás que “ella/el” llene esa carencia.
Esto de entrada condiciona mal tu relación, porque te casarías con una/un madre/ padre, al   igual que tu mamá/papá y sería ella/él quién te marque las pautas en tu vida personal,   repitiendo su historia.
Además, el matrimonio es fundamentalmente para dar lo que sobra y no para recibir lo que falta. Suponiendo que los dos tienen carencias de amor (como la mitad de un baso de agua), si no hay amor suficiente para uno mismo menos podría haberlo para los dos.  ¿Si uno no se ama a si mismo, como pretender amar a los demás?
Si los vasos derraman tanto que sobran, entonces se llena un tercero, que es el hijo, su consecuencia, y no como “accidente”.
Jesús ( su nombre significa:  Dios sana = Dios salva) quiere sanarte esas carencias, solamente necesita tu voluntad porque el respeta y espera tu decisión:  Yo estoy junto a la puerta (tu corazón) y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa.  Ap 3.20.
Vos podrías llegar a ser la llave que le permitas abrir muchos corazones, cuando digas:  Má mirá lo que hizo en mi Jesús.
¿Vas a despreciar esta llamada de Jesús, para que le retribuyas el amor que él te brindó todos estos años a través de tus padres, dándote la oportunidad para que ellos busquen la sanación por medio de tu testimonio?
Dios siempre nos lleva de sorpresa en sorpresa, esta es una justa y legítima forma de glorificarse a si mismo, a través de nuestra inteligencia.
De él aprendí el hermoso valor de la sorpresa motivada por el amor y el deseo de hacer feliz a los demás.  Por este motivo te propongo que analices la posibilidad de mantenerlo en secreto, para dar la ¡gran sorpresa! de lo que el Señor ha hecho en vos.
Con todo el amor de hermano en Cristo que él pone en mi corazón, te saludo deseándote que Jesús nazca en tu corazón, como si fuera la gruta de Belén.

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