viernes, 30 de diciembre de 2011

Discriminación

Para el hombre toda su realidad existencial es cuestionante en si misma, porque lo lleva a definirse a través de la opción en forma constante y permanente: si, no: al igual que el sistema binario: 0, 1.  Esto es así porque las leyes físicas están unidas a las espirituales, a su servicio.
Para poder manejarnos en el plano consciente, lo hacemos con preconceptos y prejuicios a los que consideramos verdad, hasta que se demuestre lo contrario.  Esto es la consecuencia de nuestra cultura occidental, que está basada en la experiencia, en el análisis cientificista de causa y efecto.
Nos movemos por patrones culturales, conductuales, ideológicos, etc., y cuando algo sale de nuestro control nos desestabiliza, alarma, preocupa, entramos en crisis.
Uno de ellos son los cambios:  de trabajo, vivienda, etc., que producen cambios en la rutina cotidiana, generando todo tipo de inseguridades transitorias, pero reales.
Otro, son las diferencias que vemos en distintas personas, sean estas por su cultura, hábitos, costumbres, ideologías, capacidades, etc.  Todas y cada una de ellas son motivados para un cuestionamiento, ¿por qué?.
Cada persona me cuestiona en algo y por algo.  Su paz, alegría, optimismo, felicidad, etc., produce un deseo de emulación, de imitación en alguna virtud o cualidad que humildemente reconozco carecer.  Es una estimulación positiva.
Esto mismo en una persona orgullosa (la gran mayoría) produce envidia y genera rechazo, ¿por qué?   La persona orgullosa al sentirse cuestionada necesita hacer desaparecer el motivo por que se siente provocada, se siente inferior y busca que el otro descienda a su nivel.
La discriminación pasa por esto.  Se discrimina todo lo que sea diferente y me lleve a un cuestionamiento personal en lo emocional.  No importa el tema en si mismo, sino la falta de adaptación a aceptar a los demás por lo que son y como son.  Al aceptarlos, tengo que cambiar mi forma de ser y proceder, y esto ya es un cuestionamiento muy profundo que el orgullo impide aceptar.
Inocentemente cualquiera podría preguntarse, ¿qué podría cuestionarme, por ejemplo un discapacitado?  Justamente sus capacidades diferentes, ¿cuáles son ellas?  Son muchas más de lo que cualquiera pudiera imaginar.  Mencionaré algunos ejemplos:
Una persona con síndrome de Down: da mucho más amor que los que nos consideramos “normales”, esto por si solo cuestiona mi capacidad de dar amor, de brindarme, sacrificarme por el otro, ¿esto no es cuestionante?, además es inocente y no tiene maldad: cuestiona mis murmuraciones, críticas, juicios descalificatorios, etc.
Uno que tiene problemas de motricidad con silla de ruedas o sin ella: sus ganas de vivir, optimismo, alegría, etc., cuestiona mi abulia, pasividad, indiferencia, falta de espíritu, de valores, etc.
Un ciego que se mueve con independencia: inconscientemente cuestiona mi inseguridad en todos los órdenes y es como si dijera:  soy más feliz que todos ustedes porque la felicidad no está afuera donde ustedes ven, eso les impide ver donde está la verdadera felicidad.  Como yo no puedo ver afuera, puedo ver con mucha luz la verdad y la felicidad que está dentro de cada corazón.
Un sordo integrado:  no es un sordo a los afectos y a la vida.  Me cuestiona porque yo oigo mucho, pero no escucho lo importante, no pongo el oído a quién me necesita, ni digo las palabras que otros necesitan de mí.
 La lista es interminable, pero este tipo de cuestionamientos son los más graves que puedan recibir cualquier persona, porque es un cuestionamiento al único valor que tiene la vida:           el amor.
A Cristo la casta dirigente político-religiosa lo discriminó, porque les recriminó su falsa religiosidad:  les echó en cara sus mentiras e hipocresías delante de todo el pueblo, con las cuales tenían sometida y explotada a la población pobre e ignorante.
Esto lo llevó a su muerte que fue generada por envidia, como lo afirma la Sagrada Escritura:  Pilatos sabía que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia.  Mc 15.10
La discriminación no solamente es un problema cultural, esa es parte de la realidad, la que se ve, al igual que un iceberg, lo que no se ve es la realidad espiritual que la origina.
Mientras no haya un cambio espiritual, no cambiará la condición discriminatoria, lo cual no nos exime de hacer todos los esfuerzos en ese sentido.
Eso sí, no creer que con ellos lograremos dicho objetivo, lo único que conseguiremos será ejercitarnos en el servicio y eso ya es mucho, porque si amar es servir, servir es amar.
Este es un tiempo para capacitarnos, crecer en el amor, para un cambio que se producirá en toda la humanidad, en donde la Argentina está llamada a cumplir su misión fundamental.
TESTIMONIO:  un hermano fue discriminado, por ser hijo de… y dejó de ser discriminador al sanar la herida emocional, porque uno repite patrones de conductas condicionadas por estas cuando no se tiene la libertad que otorga Cristo, a través de la sanación y liberación.

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