¿Qué quieres que haga por ti? Lc 18.41
En la cultura del pueblo hebreo, en tiempo de Jesús, el nombre de la persona designaba su misión: Tu eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas, que traducido significa Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Jn 1.42; Mt 16.18
La traducción del nombre Jesús, significa Dios sana – Dios salva. Para los judíos su nombre les revelaba su misión, y para nosotros es un descubrimiento recién ahora por la revelación del Espíritu Santo, que nos introduce en toda la Verdad. Jn 16.13
El Señor nos quiere sanos porque nos ama y para que podamos amarlo en la plenitud a la que podamos llegar, con la limitada naturaleza humana debilitada por el pecado.
También para que podamos realizar aquellas buenas obras que Dios preparó de antemano para que las practicáramos (Ef 2.10), que tienen que ver con el proyecto salvador-redentor de Cristo.
Hay enfermedades que impiden poder tomar decisiones, en estos casos los que están cerca de estas personas, con la libertad de sus corazones, pueden suplir a la del que no la tiene, a través de la intercesión. En la palabra tenemos testimonio de ello:
Le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. Mc 8.22
Le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Mt 9.2
A los que tenemos libertad para pedir al Señor que nos sane, nos exige el compromiso de mantenerla a través del Mensaje de Salvación. La respuesta al compromiso de fe en Cristo y su seguimiento: Jesús les tocó los ojos, diciendo: Que suceda como ustedes han creído. Y se les abrieron sus ojos. Has sido curado, no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán perores cosas todavía. Mt 9.29-30; Jn 5.14
El Señor desea curar nuestras enfermedades y dolencias, del alma, del espíritu y físicas, se ofrece a ello, pero nos pide coherencia con nuestro compromiso de fe. Nos pide un cambio de vida, para seguir el camino que muestra Jesús: cambien interiormente renovando su mentalidad (forma de pensar, criterios) a fin de que puedan interpretar cual es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada lo perfecto (Rom12.2), para no caer en las palabras de Pablo a Tito: Hacen profesión de conocer a Dios, pero con sus actos lo niegan. Tit.16
Entonces, ¿Por qué son tan pocos los que reciben esta gracia? Mayoritariamente es una iniciativa providencial de la Divina Misericordia. Si fuera por nosotros serían muchos menos aún, porque lo hacemos motivados por un espíritu egocéntrico, egoísta; desprovisto de un compromiso altruista, generoso y solidario.
Son muy escasas, excepcionales las personas con un corazón generoso. Si una persona con esta disposición le pidiera a Dios su sanación, la tendría garantizada, porque Dios es más generoso aún y amor con amor se paga.
Es más, la persona con un corazón generoso no busca la sanación como un fin en sí mismo, sino como un medio para el ejercicio de sus responsabilidades. En este sentido el «deseo» de sanación tiene un sentido funcional, es decir en función de un servicio.
También es cierto que el Señor permite las enfermedades y todo tipo de padecimientos para darnos la oportunidad a la conversión, es decir al cambio en el sentido de nuestra vida, que nos permita alcanzar la Vida.
Nuestra justificación es por el amor que hayamos brindado. Como el dolor redime multitud de pecados, a veces es el único camino que le dejamos a Dios para que pueda justificarnos con su Divina Misericordia.
Además, las discapacidades y cualquier tipo de limitaciones físicas e intelectuales, son oportunidades que el Señor nos brinda para favorecernos en la dispensación de su Misericordia.
Si no renegamos de ellas, nos aseguran la salvación y nos favorecen en el crecimiento espiritual, porque al ser más humildes, nos hacen más receptivos de la gracia de Dios que constantemente se derrama sobre nosotros como amor providente.
En este caso, ¿le pediría a Dios que me quite esta cruz, cuando por fe reconozco que es un maravilloso don espiritual para obtener el boleto de entrada para mi felicidad eterna, es decir no tiene fin? ¿Puedes comprender esto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario