¿Porqué existe corrupción en el gobierno, la justicia, dirigencia empresarial, sindical, política, militar, religiosa, social, etc.? Por falta de ética moral que deviene de la fe judeocristiana.
Los corruptos comienzan por vivir en la mentira. Esta al subvertir los valores ético-morales, es la causa primera de toda corrupción.
El que miente no dice mentiras, sino que es un mentiroso, porque vive en la mentira; tiene a la mentira por verdad. Su inteligencia está enceguecida, de tal manera que ya no se reprocha a si mismo el vivir mintiéndose, porque su vida misma es una mentira.
Quién vive con la fe en Cristo, que es La Verdad (Jn 14.6), no puede aceptar una mentira (haciéndose cómplice del mentiroso: Satanás), porque Cristo = La Verdad está en su corazón: De la abundancia del corazón habla la boca. Lc 6.45
Los mentirosos tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente habla de acuerdo a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira. Jn 8.44
Tienen una visión distorsionada de la realidad, es como si viviera en un mundo propio, en un mundo de fantasía.
Como esta motivación es espiritual, únicamente se evidencia espiritualmente y puede reconocerla el que es dócil al Espíritu Santo, porque él nos introduce en toda la verdad. Jn 16.13
El mentiroso, en algún momento puede decirnos una verdad que nos cuestione. Cuando el Espíritu Santo nos quiere comunicar algo lo utiliza como una radio: trasmite inconscientemente lo que recibe.
La verdad que pueda salir de la boca de un mentiroso, la dice impelida por acción del Espíritu Santo, que toma elementos del inconsciente de la persona para concretar este objetivo.
Proporcionales a la docilidad espiritual, serán en profundidad y variedad los mensajes que el Espíritu Santo trasmite en forma ordinaria permanentemente a través de cualquier persona, para tratar de beneficiarnos a todos, humana y espiritualmente. Así obra precisamente el Espíritu Santo.
Por haber recibido el Sacramento Bautismal nos definimos como cristianos. Al margen de lo que dice el Derecho Canónico de la Iglesia Católica, si con nuestros actos negamos a Cristo (Hacen profesión de conocer a Dios, pero con sus actos lo niegan: son personas abominables, rebeldes, incapaces de cualquier obra buena. Tit 1.16), también estamos rechazando el bautismo y al tener por padre al mentiroso deberíamos llamarnos en verdad y con justicia: demoníacos, o anticristos.
La ira de Dios se manifiesta contra la falta de piedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia ocultan la verdad, pues todo lo que se puede conocer sobre Dios, está frente a ellos ya que sus atributos invisibles -su poder eterno y su divinidad- se hacen visibles a los ojos de la inteligencia por medio de sus obras. Por lo tanto, no tienen ninguna excusa y como no quisieron reconocer a Dios, él los entregó a su mente depravada para que hicieran lo que no se debe. Están llenos de toda clase de injusticia, iniquidad, ambición y maldad; colmados de envidia, crímenes, peleas, engaños, depravación, difamaciones. Son detractores, enemigos de Dios, insolentes, arrogantes, vanidosos, hábiles para el mal, rebeldes con sus padres, insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Y a pesar de que conocen la condena de Dios, que los declara merecedores de la muerte, no sólo las practican, sino que también aprueban a los que las hacen. Rom 1.18-22, 28-32
El pecado es una mentira que representa el poder del mal sobre la creación. Este poder debe llegar hasta su máxima expresión: Cuando vean en el lugar santo la Abominación de la desolación que habló el profeta Daniel. Mt 24.15
Por eso Jesús nos advierte: Aparecerán falsos mesías (Cristo) y falsos profetas que harán milagros (curaciones con el poder de Satanás) capaces de engañar si fuera posible a los mismos elegidos. Mt 24.24
¿Cuál es la garantía de que Satanás no nos engañará ¿ Al estar unidos a Jesús, el Espíritu Santo nos dará el discernimiento para comprender: Por sus frutos los reconocerán. Todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo frutos malos. Mt 7.16-17
El discernimiento será sobre los frutos, pues el Espíritu Santo nos hará comprender cuáles son de Dios y cuáles no.
El que obra mal odia la luz y se oculta por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra de acuerdo a la verdad se acerca a la luz, para testimoniar que sus obras han sido hechas según el deseo de Dios. Jn 3.20-21
Con el ingreso a la economía globalizada y por medio del liberalismo económico ateo y despiadado, entramos en la caída más que vertiginosa de lo ético-moral.
La moral es el nexo de unión de lo humano con lo divino: nos une entre nosotros y a nosotros con Dios. Si éste se llegara a cortar, las consecuencias las podemos ver reflejadas en la destrucción de Sodoma y Gomorra: Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a cualquier otro de los tuyos que esté en la ciudad, porque estamos a punto de destruir este lugar: ha llegado hasta la presencia del Señor un clamor tan grande contra esta gente, que él nos ha enviado a destruirlo. Gn 19.12-13
Aún estamos a tiempo para salvarnos como lo hicieron los ninivitas: Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió. Jon 3.5, 10
Al vivir el concepto filosófico llamado “la escalera” (pisar al de abajo para subir) y “el naufragio” (sálvese quién pueda) sin colaborar en la ayuda al necesitado, ya estamos viviendo en la desintegración social.
En la medida en que se va destruyendo el tejido ético-moral, en la misma proporción nos vamos alejando de Dios, quién se encuentra representado en la persona del prójimo más próximo a cada uno de nosotros.
Entonces Cristo dirá: Aléjense de mí, malditos, porque tuve hambre y no me dieron de comer. Estos le preguntarán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento?. Y él les responderá: Cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo. Mt 25.41-46
El día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el día en que se manifieste el Hijo del hombre. Lc 17.29-30
Este castigo anunciado por Jesús, está condicionado a nuestra voluntad. Elegimos su amor misericordioso y también su justicia, o al elegir por padre a Satanás convirtiéndonos de hecho en su enemigo, perdemos los derechos de la filiación divina ganados por Jesús con su sangre derramada en la cruz, obteniéndonos la remisión de los pecados y la redención.
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